15 de octubre de 2010

*En el día de ayer


Comienza a entrar
la noche en el cielo,
con su manto extenso
y obscuro...
Se oye a los pájaros
regresar a sus nidos,
se escucha el rumor
del viento
que sopla las copas de los árboles,
y los mece;
el pasar de los autos,
el ir y venir de la gente
y la voz de mi vecino
del piso de abajo
que le grita enfadado a su mujer.

Es de noche,
y escribo meditabunda
a media luz
sentada en mi cama.
Dentro de mí
se alcanza a oír
la miseria en mis palabras,
en mi voz.

Es de madrugada
y trato de pensar en ti...
para saber si eres tú
lo que tanto me falta.
¿Me haces falta?
Yo misma me sorprendo, mi memoria
no puede traer tu recuerdo...
es imposible,
no puedo.
Sonrío.

No recuerdo tu nombre,
ni tu rostro,
ni la forma en que hablabas,
y los gestos que hacías al hablar.
No reparé en tus ojos,
tu boca
o tus manos,
el tipo de ropa que usabas,
o tu olor,
no lo recuerdo...
cuál era tu color favorito,
el color de tu camisa,
el color de tu corbata...
y si esque usabas corbata

Amaneció
y por fin
logro conciliar el sueño.

*Recuerdo


Vives en todos lados,
y en ninguna parte a la vez.
Te paseas por parajes extraviados,
revives cosas que el tiempo ha olvidado.

Recuerdo: compañero de mi memoria,
de mi corazón, muchas veces enemigo...
¿Por qué te presentas
en la puerta de mis días,
cuando ya he dicho todas estas cosas ciertas?...

...Que lo amé, tal vez fue cierto,
mas recordarlo,
ya no quiero;
para no revivir el pasado,
que hasta ahora
creí olvidado.

Recuerdo... si nada grato
has de traer contigo,
entonces en el baúl del olvido,
quédate allí dormido.