Dibujaba yo
una forma en un papel,
era un corazón,
quizás el mío,
lo hice sin detenerme a pensar
en el por qué.
Hice un corazón en un papel,
pero el corazón estaba vacío,
algo le faltaba,
era algo que no había previsto.
Tomé un lápiz rojo y lo pinté,
suponiendo que era suficiente,
y que así estaba bien.
Lo llené de vida,
y a la vez de color,
cosas que el tiempo destiñó.
Al cabo de un tiempo,
puse es un marco el dañado y olvidado papel,
marco, el cual,
colgué en la pared.
En la pared de tu vida,
Sosteniéndolo, con el fundamento de tu amor.
Supuse que allí estaría bien...
Pero el soporte que lo sostenía, desmayó...
Y mi corazón de papel,
tirado en el suelo, ahí quedó.
El dibujo que una vez hice,
estaba allí...
junto a la puerta de tu indiferencia,
estaba allí...
hecho añicos, junto con los trozos de vidrio,
pero no recogiste lo pedazos.
Cortaste el viejo papel en dos,
y a la basura lo arrojaste,
diciendo que ya no servía.
Supongo que dártelo fué un error.
No tendré ya más
mi corazón de papel,
solo un vago recuerdo
de que existió.
